Este artículo
pretende contribuir en la mejora de la eficiencia energética de los edificios a
través de las fachadas, exponiendo una de las soluciones constructivas que diseñaron
nuestros antepasados y mostrando como ésta ha evolucionado hasta nuestros días.
En los
últimos años, es perceptible un intento de concienciar la sociedad en el ahorro
energético y todo lo que supone para las futuras generaciones.
Esto afecta
de manera muy importante a la industria de la fachada y del muro cortina. La
fachada es uno de los componentes más influyentes en el consumo energético del
edificio durante su vida útil. Por este motivo, en fase de proyecto, se debe
determinar con precisión el rendimiento energético en valores como la
conductividad térmica y el factor solar. De esta manera, se asegura el
cumplimiento de los valores mínimos que indican normativas y códigos locales.
Las
prestaciones energéticas de las fachadas están íntimamente relacionadas con el
diseño de las instalaciones de climatización. La relación del grado de
aislamiento de la fachada con la energía necesaria para climatizar el edificio posiblemente
no siga un modelo lineal. De todos modos, la mejora del aislamiento de fachada
reduce hasta cierto punto la demanda de energía del equipamiento de
climatización. Por tanto, el diseño del envolvente tiene una incidencia muy
importante en cuanto al consumo energético y al coste económico se refiere.
Existe la
percepción de que hay que crear nuevos diseños y encontrar nuevos materiales
para mejorar las prestaciones energéticas de las fachadas. Aunque pueda
parecer paradójico, se pueden encontrar soluciones eficientes sólo con observar
y entender qué hicieron nuestros antepasados para conseguir los mismos
objetivos.
Por tanto, si
queremos mejorar la eficiencia energética, se podría investigar las soluciones
constructivas llevadas a cabo a lo largo de la historia, en las zonas más
calurosas del planeta. Este ejercicio ya ha sido realizado por varios arquitectos e ingenieros, los cuales se
han desplazado hasta Oriente Medio para aprovechar las prestaciones de la
Mashrabiya, lo que muchos consideran, uno de los elementos de protección solar
más eficientes diseñados hasta ahora.
La Mashrabiya
es un elemento de arquitectura tradicional arábica formada por una celosía de
madera para las ventanas, que cumple las funciones de seguridad, privacidad y
protección contra la radiación solar. Fue diseñada para permitir la entrada de
aire y luz en espacios interiores, y evitar la entrada de la radiación solar
(Figura 1).
La firma de arquitectos
Aedas, en colaboración con los ingenieros de Arup, evolucionaron esta solución
arquitectónica tradicional. A través de los recursos tecnológicos que se
disponen en la actualidad, se diseñaron y se construyeron las fachadas de las
torres Al Bahar en Abu Dhabi, en los Emiratos Árabes Unidos (Figura 2).
Cada una de
las dos torres presenta una fachada de doble piel, donde la piel exterior está
formada por aproximadamente mil paneles triangulares que forman un modulado
hexagonal. Su apertura está regulada en función de la radiación solar. El
envolvente está sujetado por marcos independientes que están fijados a dos
metros de distancia desde la fachada interior (Figura 3 y 4).
El equipo de
ingeniería programó cada triángulo para simular su operación en respuesta a la
radiación solar durante los diferentes días del año.
Desde el
punto de vista estético, la apariencia del edifico está cambiando
continuamente, mientras el consumo del aire acondicionado se reduce. El factor
solar y la conductividad térmica se adaptan en función de las condiciones
atmosféricas externas.
La revista
Time premió el proyecto como una de la mejores innovaciones en el año 2012.
Otro
exponente de evolución en este sentido
es la fachada del edificio del Burj Doha, diseñado por Jean Nouvel y sus
colaboradores, que está ubicado en Al Corniche Street en West Bay, en la ciudad
de Doha en Qatar. El edificio es un rascacielos de 238 metros de altura, que
presenta una geometría helicoidal y que está coronado por una cúpula con una
antena muy estrecha en la parte superior (Figura 5).
La solución
de fachada está formada por una piel interior de muro cortina acristalado y una
piel exterior formada por una malla de aluminio inspirada en la Mashrabiya. Contiene
diseños tradicionales locales, que al mismo tiempo, combina diferentes
intensidades de malla según la orientación. De este modo, la fachada actúa como
un elemento regulador eficiente de intercambio de energía entre el edificio y
la atmósfera (Figura 6 y 7).
Además, la
fachada está considerada como una bella expresión de la cultura local,
conseguiendo que un edificio moderno sea un icono de la arquitectura
tradicional Árabe.
Conclusiones
El diseño es
uno de los recursos más importantes para obtener construcciones energéticamente
eficientes. Es la base para poder utilizar de manera adecuada y óptima nuevos
diseños de fachada y la aplicación de nuevos materiales.
Al mismo
tiempo, a través de estos diseños, el Arquitecto pretende respetar la cultura y
la tradición local, dejando un legado para las futuras generaciones, las cuales
puedan sentirse identificadas con su cultura y su país a través de estas
contrucciones actuales.